jueves, 2 de julio de 2009

Lo que sucedió en el homenaje a Julio Acuña‏


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Clubdelibros asistió ayer martes (30-06-2009) al homenaje a nuestro amigo poeta Julio Acuña (asesinado hace un año) y fuimos testigos presenciales de esta situación que queremos compartir con ustedes.

Adriana Sánchez, conocida entre los blogueros como Furia, quien fue una de las asistentes a la actividad explica muy bien lo que aconteció por lo que les invitamos a informase y a exigir explicaciones al Centro Cultural Español a este email: cultural@ccecr.org

Además incluimos la respuesta del Centro Cultural de España, y la respuesta de Mauricio Molina, una de los organizadores al CCE y de Paola Valverde, organizadora del evento.

Mensaje importante: el video sobre Julito, que no pudimos ver por la situación de ayer se presentará el jueves 9 de julio, 8 pm en Bar RAyuela, 75 oeste de Asamblea Legislativa
"Si no se calla, le voy a romper el hocico"
Por Adriana, tomado del blog: http://temasserios.blogspot.com/2009/07/si-no-se-calla-le-voy-romper-el-hocico.html

Aunque esta parece una frase sacada de pleito en el estadio, lamentablemente la profirió Óscar Soto, agente de seguridad del Centro Cultural Español (CCE) anoche. Pero más lamentable que la frase, es la situación.

Anoche un grupo de amigos y familiares de Julio Acuña, asesinado hace un año en Alajuelita, nos reunimos en el conocido "Farolito" para homenajear a nuestro amigo, y seguir haciendo eco de que la impunidad no puede continuar. Sin embargo, nos llevamos una sorpresa nada grata cuando comenzamos a llegar al lugar.


Crónica de un desastre anunciado.

La semana anterior, a través de la lista de correos del CCE, una amiga recibió la invitación al evento "La palabra toma el Farolito", que en esta ocasión, celebraría un homenaje a Julio, a un año de su muerte. Dicha invitación recordaba a las y los interesados, que la actividad se realizaría a las 7 pm.

Sin embargo, informaciones del periódico La Nación y de la misma página web del CCE confundieron a más de una persona, afirmando que la actividad se realizaría a las 6 pm. En mi caso particular, decidí llamar por teléfono al CCE, para confirmar la hora y explicarle a la recepcionista que había una confusión de horas. Ella solo me respondió "yo aquí tengo que es a las 6pm".

Con este dato, y segura de que no había equivocación alguna, llegué diez para las seis al farolito. Y solo para llevarme una gran sorpresa: las puertas estaban cerradas, y un muy maleducado Óscar Soto, salió a tirarme la puerta en la nariz cuando le dije que el evento estaba convocado a las 6pm. "Ya ha venido varia gente a preguntar, y es a las 7 pm. Ahí está esa otra señora, que también se equivocó de hora" me dijo don Óscar de mal modo, sin quitarse los audífonos de su mp3 y señalando despectivo a una adulta mayor de 74, que esperaba DE PIE Y AFUERA desde las 5.30 pm a que le abrieran la puerta.

Antes de que el señor Soto me cerrara la puerta en la cara le dije "Nosotras no nos equivocamos, señor. En el periódico decía que era a las 6 pm. Y yo llamé esta tarde aquí a confirmar, y me dijeron que era a las 6 pm." Ya ahí, Soto se impacientó y nos espetó en la cara que "Ni modo. Yo no puedo hacer nada. Además, aquí por normativa, la puerta se abre hasta que ya va a comenzar el evento".
En fin...

Ya conocemos la práctica del señor Soto desde hace tiempo. La puerta se mantiene cerrada hasta que el evento va a comenzar. Sin embargo, nos gusta (ba) ir al Farolito. Que de repente cambie la normativa, y no se puedan ingerir bebidas alcohólicas dentro del lugar, pasa (aunque la costumbre de repartir vinitos y cerveza vino del Centro mismo y no de quienes asistimos a los eventos que organizan).

Que no se pueda fumar dentro de las instalaciones del centro me parece perfecto: sin embargo el señor agente de seguridad se fumó sendos cigarros puertas adentro del lugar, a vista y paciencia de quienes esperábamos puerta afuerta que el evento comenzara. Que lo hagan a uno dejar la cartera afuera en la recepción (práctica molesta que tiene poco tiempo de haber entrado en vigencia) ya me parece un atropello, pero las normas, normas son. Y las respetamos, porque el Farolito ha ofrecido un espacio de promoción constante y feliz a la cultura durante mucho tiempo.

Pero que don Óscar Soto le tire a uno la puerta en la cara, ya es inadmisible. Y lo que vino después, ni para qué. Y aquí termino mi quejadera personal, para entrar en el gravísimo meollo del molesto y vergonzoso suceso de anoche.

De hocicos, faltas de respeto y delirios de poder.

Me resultó extraño que, en medio de la lectura del análisis sobre la obra de Julio realizada por Mauricio Molina, una pareja de jóvenes ebrios y bullangueros entrara al salón entre carcajadas molestas y gritillos irrespetuosos. La verdad, me costó entender cómo, habiendo afuera un agente de seguridad, ellos habían logrado entrar a las instalaciones del CCE. Afortunadamente, estas personas salieron solitas, por iniciativa propia, y nos dejaron continuar con la actividad. Sin embargo, breves minutos después, y sin que muchos nos percatáramos, varias personas más salieron del salón con rumbo a la recepción. La actividad continuó hasta que Pedro Antillón, caro amigo de Julio, interrumpiera a Mauricio para comentarnos que el guarda de seguridad había echado puertas afuera a Tania, la esposa de Julio y a su pequeño hijo Solaris. La misma suerte corrió la joven compañera de Pedro, con el hijo de ambos.

Puertas afuera las echó, a la esposa e hijo del homenajeado, a su amiga y otro bebé de unos dos años. Envalentonadísimo. Jugando de vivillo. Faltándoles el respeto. Inventándose al paso una nueva norma del CCE que yo personalmente desconocía: "a estas actividades no pueden entrar niños".

Lo más raro fue que él mismo los había dejado entrar antes de que comenzara la actividad. Pero "alguien" (no sabemos quien) se quejó de que "los chiquitos estaban haciendo mucho ruido"... y a él, encargado de mantener el orden, le tocaba expulsar a niños y mamás del Farolito, ofreciéndole de paso a Pedro Antillón, padre de uno de los pequeños, "romperle el hocico" si no dejaba de protestar.

Lo extraño es que la protesta de Pedro iba por el lado de "los niños son nuestros hijos, Tania es la esposa del homenajeado, el niño es hijo del homenajeado, nadie está quejándose adentro, los niños son parte del evento". "Si no se calla, le voy a romper el hocico" fue la respuesta educadísima, cultísima y amabilísima del agente de seguridad del Centro Cultural Español.

La persona a cargo del lugar en ese momento, Mariam Valencia, salió cuando los ánimos estaban caldeados a gritarle a Pedro y a su compañera "a mí no me hablen en ese tono". La señorita Valencia, en vez de presentarse como la mediadora que debería ser cuando se presentan problemas en el centro, insistió en que los niños no podían entrar y punto final.

Insultadísimos, decidimos salir de las instalaciones del Centro, y proseguimos, puerta afuera con la lectura, la música y el evento. Nadie apareció afuera para disculparse. Ninguna persona sensata salió del CCE a mediar con las y los asistentes ni a solucionar el "problemita" que ellos mismos causaron con su actitud malcriada y prepotente.

Y esto fue lo que sucedió anoche. Un insulto a la memoria de Julio Acuña. Una falta de respeto a su esposa y a su hijo. Un desplante que dejó a las y los asistentes con la boca abierta... Y que esperamos no se repita nunca más.

Así que por este medio, exigimos al director del CCE, señor Carlos Couto, hacer las averiguaciones pertinentes sobre este incidente. Esperamos las disculpas correspondientes del CCE para la familia de Julio Acuña. Y una revisión del comportamiento del señor Óscar Soto, que es reprobable y tristísima.

Y al señor Soto, solo le hacemos llegar el siguiente mensaje: cambie su actitud o cambie de trabajo.

Personalmente, no pondré un pie en las instalaciones del CCE hasta que esta situación no sea revisada y corregida. Y sé que muchas otras personas harán lo propio cuando se enteren del atropello que la memoria de Julio Acuña sufrió anoche en el Farolito.



Estimado público usuario del Centro Cultural de España:

Ante la confusa situación desprendida por la actividad de anoche en el Centro Cultural de España nos parece propicio informar y aclarar la situación.

La actividad de ayer martes 30 de junio formaba parte del ciclo mensual de poesía “La Palabra toma el Farolito” y era un homenaje al poeta costarricense Julio Acuña. Esta fue una actividad que no era privada para los amigos y familiares de Julio, era abierta al público general y por lo tanto se debían cumplir las normas generales de ingreso del Centro.

Ante la posible tergiversación de los hechos vamos a referirnos primero que todo a las normas del Centro Cultural de España (que llevan en su práctica hace más de un año y hay un cartel que las enumera en la entrada de las instalaciones):

1. Los bolsos, salveques, paquetes se solicitan en la entrada para poder ingresar a las actividades: Esta norma se incluyó en la práctica del Centro pues habíamos sido víctimas de robo de equipos valiosos (laptops, video-beams, obras de arte en exposición, etc.).

2. Para actividades de danza, teatro, conferencias, lecturas, sólo pueden ingresar niños mayores de 7 años. Esta norma se incluyó por el respeto que le debemos al público asistente y a los artistas o expositores, los niños por su naturaleza son inquietos y en muchos casos distraen la atención del público y/o de los artistas pues estas son actividades diseñadas para adultos. Cualquier niño mayor de 7 años puede ingresar a las actividades (Todos los sábados a las 10 a.m. se realizan actividades dirigidas especialmente al público infantil).

3. La puerta se abre hasta las 7 p.m. pues las instalaciones del Centro son pequeñas y de 6 p.m. a 7 p.m. nos dedicamos a preparar la actividad.

El Centro ha ido creciendo rápidamente y para poder funcionar de manera eficaz y eficiente se deben instaurar normas.

En cuanto a los sucesos de ayer aclaramos que en relación al error del horario de la actividad el Centro Cultural de España acepta que hubo un error humano en la programación mensual impresa y en la página web.

Sin embargo, en el volante electrónico que circuló por Internet y en el anuncio que se publicó el domingo 28 de junio en Ancora de La Nación informa que la actividad estaba programada para las 7 p.m. Nos disculpamos por el error de la persona que informara mal la hora del evento vía telefónica.

Al respecto de la conducta adoptada por el guardia de seguridad Oscar Soto anoche, ofrecemos sinceras disculpas, fue injustificable y por supuesto ya se tomaron acciones al respecto.

Es importante aclarar en relación al tema de los niños: El oficial de seguridad les dejó ingresar a pesar de la norma establecida. Los niños salieron del espacio de la actividad con sus madres ya que estaban inquietos y se quedaron en la sala de exposiciones.

Los niños empezaron a hacer ruido y velando por los objetos expuestos y por no interrumpir la actividad, el oficial de seguridad se acercó y les solicitó de manera respetuosa a las acompañantes de los dos niños que intercedieran para tranquilizarlos y les informó que la norma es que niños menores de 7 años no ingresen al Centro, sin embargo, nunca los “echó” de nuestras instalaciones.

El padre de uno de los niños al enterarse de esta situación se alteró y se dirigió de manera irrespetuosa y ofensiva al guarda de seguridad, esto provocó al señor oficial el cual manejó de forma incorrecta la situación al responder ofensivamente también.

El padre molesto tras el encuentro con el guardia de seguridad ingresó al salón donde se realizaba la actividad a anunciar que se había “echado” al hijo de Julio. Esto provocó al público a abandonar las instalaciones sin permitir que nadie del Centro pudiera dar la versión de lo que estaba sucediendo.

Mariam Valencia, encargada del Centro anoche, intentó conciliar la situación pero con lo único que se encontró fue con personas alteradas que la insultaban y le gritaban sin dejar recibir explicación alguna.

Sorprendidos también estamos nosotros, pues no esperábamos que el público invitado le diera tanto valor a una afirmación de una persona que no tenía ninguna autoridad durante la actividad, y que nadie en el público se preguntara si el señor estaba diciendo o no lo correcto y abandonaran el espacio sin ninguna otra versión.

Al no habérsele permitido ayer al Centro Cultural de España explicar y dar razones aprovechamos para aclarar que a ninguno de los dos niños ni a sus acompañantes se les “echó” del Centro, simplemente se les solicitó a los padres que intercedieran para tranquilizarlos pues estaban haciendo mucho ruido.

Insistimos en que la conducta de nuestro guarda de seguridad no se justifica, pero tampoco es disculpable que una persona del público, que además ha sido beneficiario del Centro por mucho tiempo, trate de forma irreverente y descortés al personal que conforma el equipo de trabajo del Farolito.

Nuestra institución velará para que esto no vuelva a suceder. Pero queremos dejar claro que el respeto debe ser mutuo, tanto de parte de nuestro personal como del público que nos visita.

El Centro Cultural de España no atropelló la memoria de Julio, en cambio ofreció un espacio dentro del ciclo “La Palabra toma el Farolito” para recordarlo y homenajearlo, el cual fue rechazado por quienes participaban al escuchar una afirmación desatinada de un señor molesto.

El Centro Cultural de España trabaja por el desarrollo cultural del país, por ofrecer y abrir espacios culturales y artísticos, son 17 años de vida y trabajo del cual es testigo el sector cultural costarricense.

Reiteramos nuestras disculpas públicas por el comportamiento del oficial de seguridad.

Carlos Couto Diéguez
Director
Centro Cultural de España
Embajada de España
San José de Costa Rica

Estimado Señor Carlos Couto Diéguez
Director Centro Cultural de España

En relación con su explicación sobre los hechos ocurridos el martes 30 de junio en el homenaje al poeta Julio Acuña, y siendo yo precisamente quien estaba leyendo un texto en el momento en que se dio el problema, deseo aclarar algunos aspectos.

Efectivamente yo no pude observar la situación que se dio entre el padre de uno de los niños y el guarda, pero es falso que el Centro no tuvo oportunidad de explicar la situación, ya que yo precisamente interrumpí la lectura para consultar qué estaba sucediendo.

Tampoco es cierto que la encargada del Centro, Mariam Valencia, intentara conciliar la situación. Por lo tanto no debe haber ninguna sorpresa con la actitud que siguió el público ya que es totalmente falso que este abandonara sin una razón de peso el lugar.

Usted entenderá que como amigo de Julio Acuña yo jamás habría continuado mi lectura sin la presencia de Solaris (su hijo) y creo que lo mismo le dirá el Sr. Debravo (quien esa noche interpretó sus canciones) y el público presente.

Puesto que las personas que leímos o cantamos esa noche no sufrimos ninguna interrupción de parte de los niños, y dado que el público tampoco se sintió molesto por su presencia, el espíritu de la norma que usted invoca no se vio en ningún momento violentado.

Si fuera cierto que simplemente se les solicitó a los padres que intercedieran para tranquilizar a los niños yo habría regresado a leer el texto una vez que los niños entraran. Lejos de ello, la conducta de la encargada fue insistir de forma totalmente inflexible en una norma que como he dicho carecía de sentido.

De modo que en nombre de Julio, de Tania, de Solaris y de todos sus amigos le agradezco sus disculpas, pero no puedo aceptarlas ya que los acontecimientos no se dieron exactamente del modo en que le informaron.

Concretamente, siento que la encargada del Centro nos debe a todos una disculpa. Definitivamente el modo inflexible y altanero con que manejó el asunto sigue siendo para nosotros un irrespeto a la memoria de Julio.

Dr. Mauricio Molina
Escritor y Catedrático de la Universidad de Costa Rica



Homenaje a Julio Acuña, desde mi óptica.



Paola Valverde Alier

El día 30 de junio del 2009 se celebraba, en las instalaciones del Centro Cultural Español, el Homenaje al poeta costarricense Julio Acuña, quien fue vilmente asesinado hace un año en nuestro país. Al Homenaje asistió un aproximado de cuarenta personas, entre ellas Tania Álvarez Chavarría, esposa de Julio y Solaris Acuña Álvarez, su hijo de tres años.

Yo fui la organizadora de la actividad, debido a que desde noviembre del año pasado realizamos el programa La Palabra Toma el Farolito, el cual constaba de una serie interesante de lecturas de poesía y homenajes a poetas que los merecían.

Regresando a los hechos yo ingresé al Centro a las 6:30 p.m. En las afueras del Centro se encontraban dos muchachas, el cantante (nieto de Jorge Debravo) Pablo Debravo y una señora de avanzada edad que llegó poco antes de las 6:00 p.m. y que tuvo que aguantar frío y salpicones de lluvia hasta que diez minutos después de mi llegada la dejaron ingresar.

Para entonces yo estuve probando la pantalla con el señor del sonido para realizar el Homenaje Póstumo del poeta. Cuando finalicé salí a la puerta, como siempre lo hago, a recibir a los invitados. Estuve en el momento que entró Tania con su hijo y además estuve cuando ingresó Pedro Antillón y su esposa Angie con Camilo, quienes pasaron frente al oficial de seguridad y a quienes no se les dijo nada acerca de la prohibición de dejar ingresar niños al Centro.

Una vez adentro el acto dio inicio con un video de Diego Mora, posteriormente Pablo Debravo cantó unas piezas. Mientras Pablo cantaba ingresó una pareja que se sentó en una de las últimas filas del ala derecha. Al mismo tiempo Tania, Solaris, la madre de Camilo y su hijo salieron del salón ya que los niños, como es su naturaleza estaban inquietos y deseaban jugar.

Por esta razón Tania se dirigió a la galería en donde se quedaría el resto de la noche hasta el incidente. Cuando terminó la presentación del cantante subió al frente el poeta, escritor y profesor universitario Mauricio Molina.

Mauricio estaba presentando la obra de Acuña cuando unos ruidos de burla se filtraron en el público, a lo que el público solicitó silencio y estos muchachos, de mala forma dijeron: ¿Estamos incomodando? A lo que el público dijo: “sí”, razón por la cual la pareja se fue. Todo el público coincidió en que dicha pareja llegó alcoholizada y quienes estaban a su alrededor lo aseguran debido al olor que expelían. Por tal motivo yo, que estaba adelante en el ala izquierda no me inmuté ya que todo iba sucediendo de una manera normal.

Según la palabra de Tania, que estaba fuera del salón en el área de la galería, escuchó a esta pareja quejarse en la recepción del Centro. En la queja decían: a nosotros nos callaron, pero esos niños ¿qué? Fue entonces cuando el oficial de seguridad se acercó y le dijo tanto a Tania como a Angie que callaran a los niños pues en el Centro no se permitía el ingreso de ellos. Además les dijo que muchas personas se habían ido por el ruido de los niños, lo cual es falso ya que las únicas personas que se fueron eran los dos jóvenes alcoholizados.

Tania con mucha educación dijo que ella se iba, que tomaría sus cosas y se ausentaría. Angie dijo lo mismo. Cuando ellas entraron al salón el esposo de Angie se molestó ya que la persona que más tenía que estar en el Homenaje era el hijo de Julio, a quien unos criminales arrancaron su vida.

Para ese entonces salió la señorita Mariam Valencia, a la cual Tania se dirigió y le dijo estas palabras: ¿Sabía usted que este niño es hijo del poeta que ustedes están homenajeando? Mariam intentó calmar la situación al saber esta información, pero ya era tarde, ya Pedro estaba exaltado, enojado y había reclamado en más de una ocasión al guardia de seguridad, quien sin reparo y sin importarle la presencia de un pequeño como Camilo le dijo: “Si no se calla le voy a romper el hocico”. El pequeño Camilo se puso a llorar al ver la agresión hacia su padre.

La actividad transcurría normalmente en el salón hasta que Pedro se me acercó y me dijo: Paola, dice Tania que terminen la actividad sin ella. Yo me levanté de inmediato y salí a ver qué pasaba. Al salir vi a Mariam alterada, a Angie y a Camilo llorando y a Tania muy angustiada, diciéndole a Mariam: yo no le estoy levantando la voz. El oficial de seguridad y la señorita de la recepción permanecían adentro. Pregunté qué pasaba y Tania me respondió que era que los niños incomodaban al Centro.

En eso noté que todas las personas iban a saliendo, debido a que Pedro, en su enojo dijo en el salón que la actividad culminaría sin Tania ni Solaris. El público indignado salió y yo entré de inmediato a hablar con Mariam. Una señora se acercó a Mariam y le dijo que era una incompetente.

Ciertamente el público estaba molesto. Yo incluso fui a la oficina de Mariam, pero ella estaba tan alterada que no surgió el dialogo. Cuando yo salí del Centro las puertas se cerraron de inmediato y afuera, a manera de protesta, el público estaba dando fin al Homenaje de un hombre integro, periodista admirable, poeta y amigo de todos los artistas de este país.

Creo que la noche fue una enseñanza más para todos. En primer lugar, si las reglas decían que los niños no podían ingresar, las hubieran hecho valer, para así, los organizadores del evento poder llegar al diálogo y explicar la importancia de la presencia de Solaris.

¿De quién fue la culpa?

* ¿De quienes no leímos las reglas? No todo el mundo lee las reglas, yo nunca lo hice, casi nunca leo los papeles en las puertas. Por tal razón si hay un oficial en la puerta y una señorita en la entrada representando al Centro éstas personas deben acatarlas, darlas a conocer y filtrar también a quienes lleguen pasados de tragos o drogados. Si se hubiese dado a conocer que los niños no podían ingresar hubiese sido fácil explicar porqué Solaris debía estar allí.


* ¿De la ausencia de autoridad al pasar el percance? Ciertamente Mariam se alteró ya que todos los ataques le cayeron encima. Es lógico que ante una situación tan tensa una persona no pueda reaccionar de la mejor manera, ya que el panal estaba alborotado. Por eso creo pertinente que la persona de mayor rango en el Centro (en cualquier actividad del CCE) deba estar siempre saludando al público al inicio de las actividades, ya que si Mariam desde un inicio hubiera sabido que Solaris era el hijo de Tania y Julio nada de esto hubiera ocurrido.


* ¿Del CCE? Creo que no sería justo personalizar la culpa, el problema se dio debido a una gran (yo diría enorme) falta de comunicación y de un desacato de las ordenes al no hacer valer el reglamento. Como lo dije anteriormente todo se hubiese podido arreglar hablando. Se que el público también debe ser respetuoso para con los funcionarios del CCE quienes brindan un servicio a la cultura.

Por tal razón será mejor para todos (público y personal), en cualquier momento de la vida mantener la calma y buscar el dialogo. Adonde está la paz, está la sabiduría y la verdad. No hay que olvidar que el Centro ha abierto las puertas en múltiples ocasiones para que los artistas realicemos actividades y difundamos la cultura. Es un espacio y un beneficio. Anoche el caos se salió de las manos de todos.

No se trata de buscar culpables, se trata de aprender. Es una lástima que una noche que estaba transcurriendo de una forma bellísima hubiese culminado en llanto. Sobre todo porque la imagen de nuestro amigo Julito ya es, de por sí, una imagen que nos causa muchísimo dolor.

Me parece importantísimo que el CCE se pronuncie y externe una disculpa a Tania y a Solaris, ya que son los principales afectados de esta falta de comunicación.

Hoy hablé con el Director del CCE y con las encargadas de las actividades. Ellos están dispuestos a reunirse con Tania y hacerle llegar una disculpa. Saben además que el gran problema se dio al inicio cuando nadie dijo nada acerca de esta regla de no dejar ingresar niños menores de 7 años.

Yo cuestioné esta regla, la cual no sabía que se llevaba a cabo. Ellos explicaron el factor de que el público que llegaba al CCE deseaba escuchar las lecturas de poesía, conferencias, etc. y que los niños, al ser tan inquietos, en muchas ocasiones habían originado problemas entre los participantes. Por esta razón crearon un espacio destinado para los niños los sábados.

Aprovecho también este espacio para hacer una crítica constructiva al CCE ya que me parece importantísimo que se piense en la comodidad del público y se adecue una salita de espera, sobre todo para los adultos mayores que llegan a presenciar los actos. A veces es muy incómodo llegar temprano y tener que esperar afuera, de pie.

Con esta nota aclaro lo sucedido desde mi óptica.

Por otro lado los que estuvimos en el homenaje, sabemos que su sonrisa vivirá por siempre y eso es lo importante. Espero que todos los otros homenajes que le sean realizados de ahora en adelante transcurran de la forma más pacífica, como Julio lo hubiese querido, ya que era un ser respetuoso y lleno de amor.

Un abrazo a todos,
Paola Valverde


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